Consejos y pautas para todos los niveles, desde el principiante al maratoniano Incluye planes de entrenamiento para todo tipo de corredores Enseñanzas para disfrutar del atletismo y convertirte en un gran corredor «Correr es una actividad maravillosa si sabemos disfrutar de ella». Estas palabras del autor del libro, corredor popular, entrenador, colaborador de la revista especializada Runners y responsable del blog « a por ellos» en Marca.com, buscan ser un estímulo para todas aquellas personas que quieren formar parte de la inmensa legión de corredores, y por supuesto para quienes viven ya con el veneno de la competición.| Con detallados planes de entrenamiento tanto para el que nunca se ha calzado unas zapatillas como para quien busca bajar su tiempo en un maratón, este manual, escrito con sentido práctico y sentido del humor, te motivará para convertirte en un gran corredor y te dará valiosas pautas para…
calentar y estirar
elegir el mejor equipamiento
acabar con ciertas manías perniciosas
conocer las posibles lesiones
trabajar la autoexigencia
FICHA TÉCNICA
Título: El manual del buen corredor
Autor: Javier Serrano
Colección: Fuera de Colección
Páginas: 262
Precio: 18 €
Fecha de publicación: 16/10/2012
EL AUTOR Javier Serrano Palacio (Bilbao, 1972) es periodista y escritor. Lleva metido en el atletismo casi toda la vida, le viene de familia: es corredor popular, entrenador y autor de múltiples artículos en revistas especializadas, fundamentalmente en Runners, así como del blog «¡A por ellos!» en Marca.com. Éste es su séptimo libro y el segundo dedicado al mundo del corredor tras el conocido 42 reflexiones y 195 metros. Otras obras suyas son: Papá, el niño también es tuyo, Cosas de dos, Historia de España contada por estudiantes y Voy a pasar lista por orden cronológico. UNAS PALABRAS DEL AUTOR Mi nombre es Javier Serrano, y soy corredor popular entre otras muchas cosas. Desciendo de una estirpe de atletas, encabezada por mi padre, José, un tío que siempre ha corrido mucho. Ganó dos medallas de bronce en campeonatos nacionales absolutos, allá por los años sesenta, una en la prueba de relevos 4 x 1.500 y otra en 2.000 metros (pista cubierta). Fue un corredor histórico del Canguro, de la cuadra de Ballesteros, historia viva del atletismo para quienes conozcan a los personajes de aquella gloriosa época, cuando el hoy desaparecido estadio de Vallehermoso (Madrid) vivía su esplendor. Mi madre, Maite, también corrió hasta hace unos años, aunque más despacio. Tiene sus trofeos en la estantería, como corresponde a una atleta popular pionera, porque en su época casi ninguna mujer se apuntaba a las carreras. Lo que han cambiado las cosas desde entonces. Mis hermanos, Miguel e Itziar, cosecharon importantes marcas y éxitos en categorías inferiores, sobre todo en carreras de campo a través. Sí, corrían que se las pelaban también. Miguel, además, ha seguido corriendo y tiene la mejor marca de la familia en maratón, 2.56’, el muy bestia. Teniendo en cuenta que en su época fue corredor de 400 —con una mejor marca de 51”—, es digna de elogio su reconversión en fondista. Pero yo, caprichos de la genética, salí gordo, zambo y con los pies planos. Si pillo a Darwin, a Mendel o a los dos les digo cuatro cosas. Mis motes en edad escolar, «bola de sebo», «barrilete» o, en el mejor de los casos, «Espinete», resultan muy ilustrativos. Pero también forjaron mi carácter. Siempre fui hábil tocando las pelotas, me refiero al fútbol, baloncesto y demás, pero verme correr era nocivo para el ánimo de cualquiera.