<b> *Triunfo italiano en la quinta edición de esta prueba solidaria. </b> <br> La ola de frío que azota Europa también se está dejando notar en el norte de África. En el corazón del desierto del Sahara, al sur de Argelia, las temperaturas están siendo mucho más frías que en inviernos anteriores y las tormentas de arena son continuas. Así lo han podido comprobar los más de 400 corredores que han participado está semana en el Maratón del Sahara, la carrera solidaria que se realiza en los campamentos de refugiados saharauis y que se ha convertido en una de las competiciones más duras del mundo. A esta quinta edición acudían corredores representando a 12 países, entre los que se encontraba una amplia delegación española. Durante una semana, los corredores convivieron con los refugiados y comprobaron las duras condiciones a las que están condenados. Y en esas condiciones se celebró el Maratón, un durísimo recorrido entre los campamentos de El Aaiun y Smara, que este año alcanzó tintes dramáticos a causa de las tormentas de arena. El sol radiante y el cielo despejado despidieron a los corredores en la salida de El Aaiun y nadie podía sospechar lo que se avecinaba a escasos kilómetros. En unos minutos comenzó a soplar el temido Siroco del desierto y desde el kilómetro 5 hasta la meta los corredores sufrieron las inclemencias de una durísima tormenta de arena con ráfagas de viento de 115 kilómetros por hora (medición del aeropuerto de Tinduf). La visibilidad era nula, la arena golpeaba con fuerza en piernas, brazos y cara de los participantes y apenas se podía avanzar por el desierto. Aun así los corredores sacaron fuerzas de flaqueza y consiguieron terminar una prueba que no olvidarán nunca. La victoria final fue para el italiano Vincenzo Castellano, aunque en este caso el hecho de cruzar la línea de meta ya era un triunfo para cualquier corredor.| No todos lo consiguieron. De hecho el momento más complicado fue cuando al atardecer la organización comprobó que había cuatro corredores de los que no se tenía ninguna noticia en ninguno de los puntos de control…Estaban perdidos en el desierto. Un noruego, dos alemanes y un español, el alicantino Ramiro Sánchez, habían seguido erróneamente a un corredor local fuera del recorrido marcado y terminaron perdidos en medio de la tormenta de arena. Anduvieron más de 10 kilómetros a la deriva (por suerte siempre juntos), dosificaron el agua y empezaron a pensar un plan para pasar la noche enterrados en arena para protegerse del frío. Mientras tanto la organización y las autoridades saharauis habían puesto en marcha un plan de emergencia con más de 20 coches rastreando el desierto que, pasadas las tres horas de búsqueda, consiguieron su objetivo. Esta situación extrema vivida este año sirve para mostrar al mundo la situación dramática e inhumana en que viven los refugiados saharauis desde hace casi 30 años y que este Maratón solidario se encarga de recordar.