“Si los lípidos, los glúcidos y el A.T.P constituyen los carburantes del músculo, el organismo del deportista necesita un motor en perfecto estado de marcha, constituido por el corazón y los pulmones. Son ellos los que distribuyen a los músculos el oxígeno necesario, en adaptándose permanente a la demanda muscular, hasta ciertos limite, por supuesto, pero esta puede diminuir bastante lejos debido al entrenamiento. La máquina cardiorespiratorio se adapta el curso del esfuerzo según el siguiente mecanismo: – La respiración aumenta, ya que los tejidos necesitan mucho mas de oxígeno; los intercambios gaseosos acrecientan y se aceleran, con extensión del consumo des oxígeno y la expulsión de gas (CO2), proporcionalmente a la potencia del esfuerzo. – La frecuencia cardiaca aumenta, mientras que se acrecienta igualmente el volumen del sangre inyectada a cada sístole . – El reparto de volúmenes sanguinas se modifica bajo la influencia del sistema nervioso vegetativo: en el transcurso del esfuerzo, los músculos están mucho mas irrigados en detrimento de las vísceras, como el riñón o el sistema digestivo. El conjunto de estas adaptaciones permite aportar mucho oxígeno al los tejidos musculares en función del esfuerzo. Por ejemplo, en estado sedentario se consume de 30 a 35 mililitros de oxígeno de media por kilo y por minuto. En el caso de los maratonianos este consumo puede alcanzar 80 mililitros mas o menos dos veces y media la cantidad habitual , gracias a las capacidades de adaptación del motor cardiorespiratorio. Esta cifra en sin lugar a dudas un limite superior difícil de superar. De la misma manera existe un caudal cardiaco máximo que depende del volumen de eyección máximo, rápidamente alcanzado y la frecuencia. Se estima que la frecuencia cardiaca máxima puede ser calculada según la siguiente formula : 210 – (la mitad de su edad) – (.05 x su peso) + 4 ( hombres, mujeres no sumarlo). Una vez obtenga su Frecuencia Cardíaca Máxima puede utilizar la tabla para calcular sus zonas de trabajo Por ejemplo, alguien de treinta años tendrá una frecuencia cardiaca máxima comprendida entre 180 y 200, y alguien de cincuenta años una frecuencia cardiaca situada entre 170 y 190. Precisamos en seguida que se trata de máxima raramente obtenidas en el transcurso de un ejercicio y que es preferible no alcanzarla (en el entrenamiento siempre hace falta quedarse bajo de la frecuencia máxima). – El caudal cardiaco en reposo es de media de 5 litros por minuto, tanto en el sedentario como en el deportista entrenado. Pero la capacidad de adaptación al esfuerzo de este último son singularmente aumentado, ya que su caudal cardiaco puede alcanzar 34 litros por minuto contra solo 18 en el sedentario, so metido a un esfuerzo muscular importante. “